La década de los cincuenta me está resultando muy interesante. Yo pensaba que era una década de paso sin más, y bueno, más bien es de transición. Es verdad que ya empezamos a ir cuesta abajo -aunque todavía nos sentimos fuertes y con ganas de vivir- pero para éso están estos años, para preparar a la persona...
De entrada te topas con la menopausia, año arriba año abajo, que te viene a decir que ya no vales para la función reproductora, y aunque a estas alturas ni se te pasa por la cabeza traer otro hijo al mundo, pues oye... una cosa es que no quieras y otra que no puedas. Vamos, que jode, hasta que lo asumes y dices "bueno, pues tambien me he quitado un rollo de encima".
Despues te vienen los dolorcitos y las puñetitas. Si te quedas en éso, te limitarás a decir "a partir de los 50, si un día te despiertas y no te duele nada, es que estás muerta". Pero si interpretas las señales que te envía tu paciente cuerpo, entenderás que ahora más que nunca hay que hacer esfuerzos por moverse, por hacer gimnasia, andar, bailar, lo que sea, si no quieres anquilosarte como muchas personas que ves hechas un tronco retorcido.
Y por supuesto, hay que cuidar más que nunca la salud mental. Nos esperan años difíciles, así que es el momento de mimar cualquier cosa que te produzca placer... Yo ésto lo llevo a rajatabla, los problemas los trae la vida sin que los pidas, así que las cosas buenas hay que vivirlas hasta el fondo. Ya sé que no descubro nada nuevo, no soy muy original que digamos, pero de vez en cuando está bien reafirmarlo.